Jesús y el ney
“Que nada quede dentro de ti. Estate vacío;
convierte tus labios en labios del ney [flauta sufí de caña].
Cuando como un ney te llenes de Su aliento,
entonces probarás la dulzura. La dulzura está oculta
en el aliento que llena el ney.
Sé como [la Virgen] María;
gracias a ese dulce aliento un niño creció en ella”.
Mawlânâ Rûmî (m. 1273)