martes, 12 de noviembre de 2013

Correr según Yukio Mishima

El misterio de correr

Yukio Mishima


Abrazar el sufrimiento, he aquí el papel constante del coraje físico (...). Pido al lector que repare en que no menciono para nada mi vida cotidiana. Mi intención es únicamente hablar de los diversos misterios de los que he sido partícipe. Correr también era un misterio. Imponía una carga inusitada al corazón, barriendo las emociones de la rutina diaria. No tardó en ocurrir que mi sangre no quisiera descansar más de un par de días. Algo me impulsaba continuamente a seguir trabajando; mi cuerpo, que ya no podía tolerar la indolencia, se mostraba ansioso de acciones violentas y me incitaba sin cesar (...). Y para que el cuerpo alcanzase ese nivel en que era posible atisbar lo divino, se requería una disolución de la individualidad (...). A veces, sin embargo, he visto claramente, en la oscuridad de la fatiga, los primeros atisbos de color que anuncian lo que he llamado el amanecer de la carne.

[Yukio Mishima, El sol y el acero, Alianza Editorial, Madrid, 2010, pp. 50, 83-84 y 95].