viernes, 27 de septiembre de 2013

'Des-nuevaerizarse'


'Des-nuevaerizarse'

Halil Bárcena


La 'nueva era', también llamada 'nueva conciencia' (new age en su formulación original), es un producto estrictamente occidental de poco valor espiritual (salvo las honrosas excepciones de siempre), pero muy interesante como síntoma de los tiempos tan atribulados que corren. Uno de los rasgos más característicos de la 'nueva era' es el culto a la salud y la vida (supuestamente) natural, de ahí que todo se juzgue por su valor curativo, tanto a nivel corporal como emocional. Así, uno de los dramas al que nos aboca la 'nueva era' es que lo que en oriente son grandes tradiciones de sabiduría, como el sufismo islámico por ejemplo, entran en Occidente a través de lo terapéutico. Para que algo posea valor ha de acompañarse de la coletilla 'terapia' (arteterapia, musicoterapia, danzaterapia, etc.). Lo importante es que algo cure, no que nos haga abrir los ojos y menos aún el 'ojo del corazón', órgano de la percepción espiritual, según los sufíes. La 'nueva era' se caracteriza también por el desprecio de la teoría frente a la práctica. Lo importante es siempre practicar; practicar y sentir; practicar y fluir. Por supuesto, el desprecio por el conocimiento tradicional, por las doctrinas tradicionales, es insultante. Y practicar suele reducirse a mover el cuerpo, valga la expresión, es decir, a hacer técnicas. De ahí que se pase de las prácticas budistas (sin budismo), al yoga (sin hinduismo) o el sufismo (sin islam) sin el mayor problema. Al fin y al cabo, todo es lo mismo, todos los 'místicos' dicen lo mismo, algo muy oído en ambientes 'nueva era'. Dado el hipersentimentalismo que anida en el fondo de la 'nueva era' (ya lo hemos dicho, lo importante es sentir), los cuerpos y actitudes corporales que genera son siempre blandos, carentes de tono vital. Pues bien, con dichos cuerpos sentimentalizados es imposible acercarse al samâ' mevleví y mucho menos comprenderlo. El giro derviche precisa 'desnuevaerizar' cuerpo, mente, corazón e inteligencia, cosa que en algunos casos resulta una tarea imposible. Afirma Mawlânâ Rûmî (m. 1273): "Cuando el cuerpo se quiebra, brilla el espíritu". Y es que en el límite, más allá del esfuerzo convencional, brota una fuerza interior indescriptible. He ahí el secreto de la disciplina derviche, he ahí el misterio del samâ'. Por cierto, la palabra 'disciplina' está ausente del lenguaje de la 'nueva era'.                

viernes, 20 de septiembre de 2013

Sufismo en Madrid

Sufismo hoy


Dentro de las jornadas "La espiritualidad en la vida cotidiana", celebradas en Madrid, el pasado mes de julio, y organizadas por la Fundación Caminos de Sabiduría Oriente-Occidente, impulsada por el maestro zen Willigis Jäger, tuvo lugar la participación de Halil Bárcena, director del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona, con la ponencia titulada "Del más allá al más aquí. Una visión sufí de la práctica espritual". Al mismo tiempo, el grupo 'Ushâq de música sufí, formado en esta ocasión por el propio Halil Bárcena (ney, voz y samâ' mevleví) y Leili Castella (rebâb y voz), ofreció un concierto de música sufí turca que incluyó secuencias de samâ' o danza derviche del giro. Desde este blog sufí agradecemos la colaboración de los amigos Celso Navarro y Julia Reyna, impulsores del evento. 

Para ver tanto la conferencia como el concierto, pinchad aquí:

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Equívocos sobre el sufismo

Equívocos sobre el sufismo

Annemarie Schimmel


'Sufí' escribió una estudiante estadounidense en el recuadro 'religión' de un cuestionario que, con fines estadísticos, debía ser completado por los asistentes a un seminario sobre fenomenología de las religiones. "¿Sufí?" -le pregunté-. ¿Qué significa ser sufí?". "Nos dedicamos a bailar danzas sufíes y leer poemas de Rûmî!". "¿Acaso habla persa?". "No, ¿para qué? ¡SI Rûmî está traducido al inglés!".

Es cierto que la traducción filológicamente exacta del gran poema didáctico de Yalâl al-Dîn al-Rûmî, el Masnaví, transmite su contenido en forma correcta e inobjetable. Sin embargo, apenas permite adivinar la hermosura de su poesía. Por otra parte, las interpretaciones muy libres basadas sobre traducciones inglesas en prosa muchas veces tuercen el sentido, pasando por alto los maravillosos juegos de palabras y de ideas. Suspiré. "¿También estudian el Corán?" le pregunté a la muchacha sufí. Me miró perpleja: "¿Por qué? ¡Nosotros somos sufíes, no -¿cómo se dice?- mahometanos...!". Disentí con la cabeza. "¡Pero si un sufí es un místico musulmán!" exclamé. "No, nosotros amamos todas las religiones. ¡Lo único importante es el amor...!" manifestó exultante. Hice un último intento: "¿Qué sabe del profeta Muhammad?". Tal como yo temía, la chica no sabía nada acerca de él, siendo que para todo genuino sufí Muhammad es el referente de su cadena de iniciación, el primer sufí verdadero. Tuve que darme por vencida, pues.

¿Pero qué cabe esperar, si un escritor muy leído sostiene audazmente que Goethe, san Francisco, Napoleón y muchos otros han sido sufíes?* ¿Cómo se puede pretender entonces que el público en general tenga un conocimiento más acabado de la historia y la esencia del sufismo? De hecho las preguntas sobre qué es en verdad el sufismo y qué caracteriza a un sufí son difíciles de contestar de forma correcta y universalmente válida.

(Annemarie Schimmel, Introducción al sufismo, Kairós, Barcelona, 2007, pp. 7-8).

* La autora, reconocida islamóloga germana, se refiere a Idries Shah, quien, junto a su hermano Omar 'Alî Shah, propagó dichas ideas en Occidente (Nota de la redacción). 

Maragall i les muntanyes

Les muntanyes

Joan Maragall


"A l'hora que el son se pon,
bevent al raig de la font,
he assaborit els secrets
de la terra misteriosa"

martes, 17 de septiembre de 2013

Danza sagrada

Danza sagrada

Maurice Béjart



"Se entra en una sala de danza como se entra en un templo, en una mezquita, en una iglesia, en una sinagoga, para encontrarse, relacionarse, unificarse".

Maurice Béjart, Cartas a un joven bailarín, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2005, p. 28

Y aquí el ballet de Maurice Béjart, con música de Kudsi Ergüner, inspirándose en Mawlânâ Rûmî: