miércoles, 14 de noviembre de 2012

Del compromiso


Del compromiso


Halil Bárcena



Eso que comúnmente llamamos compromiso posee, a ojos sufíes, un doble sentido que en apariencia, y solo en apariencia, podría parecernos contradictorio. En primer lugar, el espiritual sufí sólo se debe a la Verdad (¡con mayúsculas!), que no es algo determinado de antemano. Sólo a la Verdad, que en este caso es lo mismo que decir a lo realmente Real, al-Haqq lo llaman los derviches. He ahí, pues, el compromiso, el único compromiso posible del derviche. Sin definiciones sobre lo que la Verdad es, dado que no se puede absolutizar lo que por naturaleza no es absolutizable; sin conceptos preconcebidos, sin parapeto dogmático alguno, el derviche cumple la apertura existencial (îmân) a lo infinito, a lo indeterminado, a Al·lâh, o si se quiere, al Amigo (Dost) como gustan decir los derviches.

En segundo lugar, me atrevería a decir sin ambages, a pesar de la incomprensión y críticas que ello nos suele acarrear, que el derviche, que es shahîd, esto es, testigo lúcido y enamorado del Ser, no se compromete; y no se compromete porque no hace algo para algo, lo cual poco tiene que ver con que sea indiferente ante nada.