miércoles, 17 de octubre de 2012

Senda 'mevleví', una vía de conocimiento


Senda 'mevleví', 
una vía de conocimiento


Halil Bárcena



Se ha dicho no sin razón que la senda mevleví, inspirada en el poeta y sabio sufí persa Mawlânâ Rûmî (m. 1273), es aristocrática (¡en el sentido más noble del término!), artística (recuérdense la danza y la música de los derviches giróvagos) y marcadamente intelectual. Veamos algunos detalles a propósito de este último rasgo, dejando los dos restantes para mejor ocasión. La metodología sufí de los derviches mevlevíes se caracteriza por la solidaridad existente entre el conocimiento y la espiritualidad. Así, el estudio (dirâsa) de los textos fundantes de la senda mevleví, esto es, la obra del propio Mawlânâ, sobre todo el omniabarcante Masnaví, así como el propio texto alcoránico, es una tarea a la que los derviches han dedicado sus mejores esfuerzos. Piénsese que una de las estancias imprescindibles de los antiguos mevlevihanés o lugares de encuentro mevleví era, justamente, el llamado mesneví-hané o aula en la que los derviches eran instruidos en el conocimiento de los secretos del Masnaví.

Asimismo, la metodología mevleví incluye la reflexión meditativa o tafakkur acerca de temas específicos de la vía interior. “¿A-fa-lâ tatafakkarûn?” (“¿Acaso no vais a reflexionar?”), leemos repetidamente en el texto coránico. Hay que recordar una vez más que el sufismo mevleví es una senda de conocimiento, no una fraternidad fundada en el altruismo o la piedad religiosa. En ese sentido, una de las grandes aportaciones de Mawlânâ Rûmî, y por extensión del sufismo mevleví, es haber restablecido el lazo roto entre conocimiento y amor, fe y razón. Y es que hay quienes abandonan la fe (îmân), entendida como apertura existencial a lo sagrado y el misterio de lo divino, en la medida que razonan, algo absurdo; mientras que hay quienes no saben pensar en la medida que tienen fe, algo trágico.