El simbolismo de la leche
Halil Bárcena

Cuenta la tradición que durante el vuelo nocturno o mirâj de Muhammad, relato simbólico que recoge la experiencia mística del profeta del islam y modelo del viaje interior para los sufíes, se le ofreció a escoger entre la leche, el agua y el vino, decántandose el Profeta por la leche, siendo éste, a partir de entonces, el elemento que define por antonomasia a la tradición islámica. El islam es la tradición de la leche, laban en árabe (de donde deriva el topónimo Líbano, en referencia a las cumbres nevadas del país de los cedros, es decir, blancas como la leche), como también lo es del viaje. La leche constituye, según Frithjof Schuon, un elemento equilibrador. En efecto, la leche simboliza en la espiritualidad islámica el equilibrio y el justo medio. No en vano, el propio texto coránico se refiere a la umma, esto es, a la comunidad conformada alrededor de la experiencia muhammadiana, como la "comunidad del medio", umma wasat en árabe (Corán 2, 143), esto es, justa, equilibrada, apartada de los extremos. Al mismo tiempo, la leche constituye el símbolo de la fitra o naturaleza primordial del ser humano. Afirma un hadîz narrado por Abû Hurayra: "En sueños, la leche [laban] corresponde a la naturaleza primordial [fitra]". No en balde, se dice que el islam es la tradición espiritual de la fitra; en otras palabras, la tradición de la leche.