Oír y ver con todo el cuerpo
Halil Bárcena

Dice Mawlânâ Rûmî (m. 1273) que “cuando el oído es penetrante se convierte en ojo”. El oído, y por ende la escucha o samâ’, es el sentido fundamental del sufismo. De ahí que la senda interior propuesta por Mawlânâ pueda ser designada como una verdadera ‘mística de la escucha’. Sin embargo, la escucha del derviche no es como la escucha del hombre común, absorto siempre en su propio diálogo interno. La escucha del derviche es tan precisa y atenta que deviene visión. El derviche ve lo que escucha y lo ve con todo el cuerpo, no sólo con sus oídos o sus ojos, puesto que ver es un conocimiento corporal total. Y es que la transparencia del derviche y su sensibilidad son tales que todo su cuerpo se convierte en receptor capaz de aprehender la realidad. Pero, antes que nada, es preciso colocarse en disposición de recibir, para lo cual se impone acallar el propio diálogo interno, esto es, el ruido que genera nuestra mente desbocada. De otro modo, la escucha, y en consecuencia la visión también, permanecerá viciada, sin posibilidad alguna de alcanzar lo nuevo, lo jamás antes oído ni visto.