El simbolismo del número 27
Halil Bárcena

El texto coránico afirma que a todos los pueblos se les ha enviado un profeta, a fin de señalar el camino de la luz, que es el de la plenitud de la vida (Corán 10, 48). Nadie que haya querido, sabido o podido, se ha quedado sin guía en la historia. Siempre han habido postes indicadores hacia la verdad. Por su parte, un hadîz refiere la cifra de 124.000 profetas enviados, cifra que no posee, ni la persigue, lógicamente, precisión matemática, sino que indica sólo multiplicidad. En el Corán aparecen citados por su nombre 27 profetas, Jesús entre ellos y, por supuesto, Muhammad, además de otros tres profetas más también de origen árabe: Sâlih, Hûd y Shu'ayb. El 27 es un número que posee un alto simbolismo en la espiritualidad islámica, ligado a la figura profética y al diálogo entre lo divino y lo humano. Dos de los acontecimientos nodales de la biografía del profeta Muhammad acaecen, justamente, en un 27: laylat al-qadr, 'la noche del destino', noche en la que se le revela el Corán al profeta Muhammad y que la tradición lo celebra el 27 del mes de ramadán; y laylat al-mi'rây, 'noche del vuelo nocturno', que simboliza la culminación de la experiencia mística por antonomasia del profeta Muhammad, en la que es ascendido (simbólicamente) a los cielos en presencia de la divinidad, y que la tradición islámica celebra el 27 del mes de rayab. Así pues, el simbolismo del número 27 tiene que ver con el diálogo constante entre cielo y tierra, entre lo de arriba y esto de aquí abajo, entre el hombre y la divinidad. El profeta o maestro espiritual, el sabio en una palabra, es un canal abierto, vaciado de sí mismo, a través del cual transita la palabra divina, en quien la vida se dice y muestra en toda su plenitud; y por eso mismo constituye un ejemplo y una guía para el resto.