lunes, 4 de julio de 2011

Símbolos: El número '40'

El simbolismo del número '40'



Halil Bárcena









En todo el ámbito semítico, ya sea árabe o hebreo, el cuarenta es un número cargado de un rico simbolismo. En la espiritualida islámica, más concretamente, indica madurez. Así, se considera que nadie antes de los cuarenta años está capacitado para realizar nada de relevancia. Es como si todo el tiempo anterior a los cuarenta fuese de prueba, un ejercicio de maduración y centramiento en lo único que en la vida es realmente importante y significativo. Cuarenta, por consiguiente, implica haber acumulado la experiencia vital suficiente como para saber distinguir entre lo absoluto y lo relativo, lo que realmente cuenta y lo superfluo. Afirman los sufíes que antes de los cuarenta, y hemos de tomar dicha cifra en términos simbólicos, pocos son los que están preparados para la experiencia de Al·lâh. Y es que traspasar la barrera de los cuarenta de forma consciente significa aceptar morir a sí mismo, que no es más que despertar del sueño ilusorio del ego con el que estamos ciegamente identificados. No es casualidad por ello que, según la ciencia sufí de las letras y los números ('ilm al-hurûf), el valor númerico de la letra árabe 'mîm' (equivalente a nuestra 'm') sea, justamente, 40; letra 'mîm' que encabeza la palabra árabe mawt, cuyo significado es 'muerte'. Así pues, cuarenta simboliza también la muerte espiritual a uno mismo, fanâ' en árabe, o, lo que es lo mismo, una experiencia iniciática de paso. En ese sentido, no es casual que 'chilla', en persa cuarenta, sea el nombre que recibe el retiro de cuarenta días, justamente, que acostumbra a realizarse en el sufismo de raigambre irania. Al mismo tiempo, cuarenta son, afirman los sufíes, las etapas o maqâmât que el derviche atraviesa en su senda interior, tal como las describe, por ejemplo, el derviche persa Abû Sa'îd Abî-l-Jayr (m. 1048). Con todo, dicho simbolismo sufí de la madurez representada por el número cuarenta se sustenta en la sunna o tradición muhammadiana -el Profeta del islam recibe el mensaje divino del Corán a partir de los cuarenta años- y el propio texto coránico. Así, leemos en la azora 46 (Al-Ahqâf, Las Dunas), aleya 15: "(...) Y al alcanzar la madurez, tras haber llegado a los cuarenta años, dice: ¡Señor mío! Infunde en mí que te agradezca el beneficio con el que me has favorecido a mí y a mis padres y que lleve a cabo buenas acciones que sean de Tu agrado; y haz mi descendencia recta (...)".