El litro de leche

En cierta ocasión, el Mol·lâ Nasreddín se plantó ante el lechero del barrio, con un minúsculo vaso entre sus manos:
- Quiero un litro de leche de vaca
A lo que el lechero respondió, un tanto sorprendido:
- Pero, hombre, en ese vaso tan pequeño no cabe un litro de leche de vaca
Sin arredrarse, Nasreddín insistió:
- En ese caso, póngame un litro de leche de oveja
Poco importa que lo llamemos de una u otra forma, que sea blanco o negro, esto o aquello; lo cierto es que mientras nuestro corazón no se abra de par en par jamás será capaz de amar, esto es, de acoger la vida en toda su plenitud.
Halil Bárcena