lunes, 8 de marzo de 2010

Respirar con el Amigo


"Cuando se permanece unido
a la esencia del otro,
hablar de eso es espirar (Él),
vacío de yo y repleto de su amor"


Mawlânâ Rûmî (m. 1273)








Comentario:
Mientras permanezcas varado en el ego y sus caprichos, ya estén éstos camuflados bajo el ropaje de los proyectos más altruistas y bienintencionados, la vida se te escapará ante ti, sin que puedas hacer nada por evitarlo. Lo contrario es residir, no ya en tu individualidad cambiante, sino en la presencia de lo que realmente eres y desconoces, o bien has olvidado. No hay alternativa posible: o vives en el ego y desde el ego, y, en consecuencia, a merced de él, o en la presencia del Amigo, Él, que anima toda la existencia, desde la piedra a la estrella, haciéndose ser humano en ti. Quien vive en su ego, cuando se muestra, da cuenta sólamente de sí mismo. Quien vive en la presencia de lo único que es, sin nombre ni forma, vida que se da y multiplica a sí misma, da cuenta de todo cuanto existe y es. Y es que del tarro repleto gotea su contenido. Residir en Él es respirar Hû, no pensar en Él, ni mencionarlo, puesto que cuando lo nombras desaparece al instante. Residir en Él es respirarlo, o mejor aún, dejarse respirar por Él. Él no es libertad sino liberación, no es amor sino amar. Él no es un nombre estático y abstarcto, sino una acción, la que hace que las cosas sean lo que realmente son, y no otra cosa. Halil Bárcena