lunes, 25 de enero de 2010

Del gozo


"¿Cómo podrá estar triste
aquél cuya alegría viene de ti?
Es por la luz que existe el sol.


Mawlânâ Rûmî (m. 1273)




Comentario:
Quien vive en la presencia amorosa de Él, el Amigo, lo único real, vive alegre y gozoso. Quien se ha liberado de la tiranía de la egocentración y la mirada estrecha del mundo y de las cosas que aquélla nos impone, descansa en la gran paz. Sólo ese puede afirmar que está realmente vivo. El derviche posee un signo en su rostro: sobre su frente brilla una luz radiante, prueba de la presencia en él del Amigo, y en sus labios hay siempre esbozada una sonrisa. Lo ves entre los hombres como si fuese uno más, pero no es lo que ves. Por todo ello, la senda del sufismo, que es la vía de la amistad espiritual y del Amigo, no puede ser jamás ni sufriente ni castradora, y quien así lo pretenda errará el tiro. La amistad sufí no sabe de reglas ni sumisiones. En la jânâqa, la taberna derviche, no se habla el lenguaje de la culpa ni tampoco el del sacrificio o la amenaza. Todo cuanto allí se dice destila alegría y amor; amor al cuerpo, a la humanidad, a la naturaleza y al espíritu. Es, pues, la presencia en él del Amigo lo que empuja al derviche a celebrar danzando, con humildad, despreocupación y alegría, su amor total por la vida. Halil Bárcena

lunes, 18 de enero de 2010

Sabiduría y belleza


"Sepas, amigo mío,
que todo en el universo
es una jarra llena hasta
los mismos bordes
de sabiduría y de belleza"

Mawlânâ Rûmî (m. 1273)









Comentario:
Para quien ha despertado del sueño ilusorio de la egocentración; para quien ha dejado de mirarse el ombligo, creyéndose ser el centro del mundo; para quien no tiene los sentidos velados por la torpeza de pretender ser alguien que no es; para ese, vivir significa caminar con la sabiduría y la belleza rebosantes de un universo que ya no se concibe más como exterior al ser humano, puesto que sólo hay un mundo, y es Él, el Amigo. Mientras se persiga satisfacer a ese espejismo que es el propio ego, vivir es como estar muerto bajo la apariencia de la vida. Para desplegar la real humanidad del hombre, es preciso aprender a contemplar el universo tal como se dice y muestra ante nosotros. Aprender a contemplarlo y no pensarlo o reflexionar conceptualmente sobre él. La comprensión de la que habla el derviche es asimilación contemplativa, de tal modo que uno acaba por convertirse en lo que ve y conoce, que no es sino un fabuloso y rebosante despliegue de sabiduría y belleza. Halil Bárcena