viernes, 27 de febrero de 2009

Del amor y el conocimiento


"Por amor,
las cosas amargas se vuelven dulces;
por amor,
pedazos de cobre se tornan oro;
por amor,
los sedimentos se aclaran;
por amor,
el dolor se vuelve cura,
por amor,
el muerto vive;
por amor,
el rey se convierte en esclavo.
Pero este amor es fruto del conocimiento"


Mawlânâ Rûmî (m. 1273)






Comentario:

El amor, expresión más sublime de la unidad de todo cuanto existe, es la fuerza del mundo, la que lo mueve y transforma desde dentro a cada instante. Así lo entendieron los derviches del pasado, quienes nombraron a su vía, justamente, la senda del amor. Con todo, no es la suya una enseñanza que apele al sentimiento. El amor del que habla el derviche es fruto del conocimiento. De ahí que las intuiciones espirituales fundamentales del sufismo, destiladas de la lectura simbólica que del Corán llevan a cabo los derviches, vayan dirigidas, primariamente, a la razón del hombre. Al fin y al cabo, lo que cuenta es ver. Y es que el sentimiento por sí sólo nunca puede proporcionar una base suficiente y sólida para el camino espiritual. Halil Bárcena

De la indagación


"Cuando has indagado y tu búsqueda
ha sido de todo corazón, tal empeño no falla"


Mawlânâ Rûmî (m. 1273)







Comentario:
La esencia de la senda sufí consiste en volverse con la totalidad del ser hacia el único que realmente existe y es, el Amigo, Él, Hû. No lo llamo Dios, puesto que hoy dicho concepto es más un estorbo que una ayuda en el camino espiritual. Si sigues las premisas de la senda, ensayadas durante siglos por linajes enteros de mujeres y hombres sabios y de conocimiento, no hay lugar para el extravío. Dos elementos previos se habrán de considerar siempre: eje de coordenadas bien colocado y sinceridad en la búsqueda. Poseer bien colocado el eje de coordenadas supone algo así como orientar el rumbo mediante el timón, que es la inteligencia, y tensar las velas, que son la fuerza de la pasión. Pero, recuerda, las velas son ciegas, a diferencia del timón. Y es que el viento sólo es favorable cuando el rumbo que marca el timón está bien orientado. Se llegará a puerto entonces, sin ninguna duda. Será más tarde o más temprano, pero se acabará llegando. Una indagación bien planteada, de todo corazón (y con todo el corazón), sin ambages ni titubeos, sin medias tintas ni líneas rojas infranqueables, jamás es fallida. Pero, ¿cuántos hay dispuestos a embarcarse en una tarea como esa? Halil Bárcena

jueves, 19 de febrero de 2009

Adiós al Shayj Hamza Shakûr


Adiós al Shayj Hamza Shakûr




El pasado 3 de febrero la cálida voz del Shayj Hamza Shakûr calló para siempre. Nacido el 1942 en Damasco, fue munshid, himnoda, y muqri, maestro recitador de Corán, de la gran mezquita de los Omeyas de la vieja capital siria. Poseedor de una atípica voz de bajo, Hamza Shakûr fue discípulo de Saïd Farhat y Tawfiq al-Munajjid, dos de los más importantes cantantes sirios del siglo pasado. Gran conocedor del repertorio musical de las distntas escuelas sufíes damascenas, especialmente la mevleví de los derviches giróvagos, Hamza Shakûr, cuya figura era tan imponente como entrañable, pasaba por ser uno de los últimos depositarios de una añeja tradición musical y de canto, hoy amenazada por el avance imparable de las modernas tendencias musicales.



Desde el año 1991, Hamza Shakûr encabezó el extraordinario Ensemble Al-Kindi, fundado por el qanunista francés Julien Yalal al-Dîn Weiss, con el que realizó más de cuatrocientas actuaciones musicales por todo el mundo, algunas de ellas en nuestro país, habiendo grabado varios CD's, referentes indispensables hoy de la música clásica árabe bien entendida y bien ejecutada. Personalmente, lo conocí a mediados de los años 90, cuando me hallaba estudiando en Damasco. Años después, durante un mes de Ramadán, lo visité en el aula en el que enseñaba. Jamás olvidaré ni las clases de recitación coránica, ni los consejos vocales que me brindó, ni su afable acogida. Era un hombre sencillo, cuya pasión fue la gran tradición vocal y musical de su país, que él interpretaba sin afectación y máximo rigor. Descanse en paz. ¡Rahimahu-l·lâh! ¡Hûuuu....! Halil Bárcena

miércoles, 11 de febrero de 2009

Eres lo que buscas


"Te convertirás en sol
si giras alrededor del sol.
Te convertirás en hombre verdadero
si giras alrededor de los sabios"

Mawlânâ Rûmî (m. 1273)




Comentario:
Serás lo que busques. Tan sencillo como eso. De hecho, eres ya ahora mismo lo que buscas. Si persigues la gloria de tu ego perecerás en sus garras. La codicia jamás se satisface del todo. No se puede ser al mismo tiempo un depredador y un amante. La presencia del derviche, del hombre de conocimiento en suma, es como un sol que ora quema ora reconforta, pero siempre ilumina. Búscalo y frecuenta su compañía tanto como puedas pues sólo su presencia podrá rescatarte de la mediocridad. Rodéate de buscadores que como tú ansíen de verdad algo más que el gris monótono de la vida cotidiana. Su estímulo resulta imprescindible cuando de caminar por la senda sufí se trata. Pero que sepas también que los hombres de conocimiento del pasado habitan en sus textos. Su lectura a fondo es casi como conversar con ellos. Por supuesto, me refiero a los grandes maestros de la espiritualidad sufí, no a los aprendices de brujo ni a los vampiros espirituales, esos cuyo propósito es vivir a base de robarte tu libertad y tus afectos. Y no te demores. No lo dejes para mañana. De verdad, podría ser demasiado tarde. Una persona que persiste en obrar desde y para el ego pierde gradualmente la capacidad de percibir lo sutil de la verdad. Es como si su corazón estuviese sellado. Y recuerda: es a quien más sabe a quien más le duele perder el tiempo. Halil Bárcena