lunes, 12 de enero de 2009

Del oír y el ver


"Cuando el oído es penetrante
se convierte en ojo"

Mawlânâ Rûmî (m. 1273)





Comentario:
A la cámara del corazón se entra por la antecámara de los oídos, acostumbran a decir los derviches mevlevíes, parafraseando al gran teólogo persa Abû Hâmid al-Gazâlî (m. 1111). A la cámara del corazón, teniendo en cuenta que el corazón es, simbólicamente, el órgano espiritual de la visión mística. En cierto modo, podría decirse que el oído es el sentido primordial del derviche, para quien el mundo no es sino un gran resonador. Con todo, se trata de un oído que no es final de trayecto sino sendero abierto que conduce a la visión. Cuando el oído es penetrante ya no es oído, sino que deviene ojo. El oír y el ver están estrechamente ligados. F. Nietzsche sostenía que “se tienen oídos para ver”. Y es que quien oye ve y quien ve oye. Halil Bárcena