martes, 30 de septiembre de 2008

Bangaram, Islas Lakshadweep (India)


El archipiélago de las Lakshadweep, en el mar de Arabia, constituye el territorio más pequeño de la inabarcable India. De hecho, lo forman no más de doce atolones, tres arrecifes de coral y cinco bancos de arena. El área total no sobrepasa los 32 kilómetros cuadrados, eso sí, de una belleza singular. Situado a unos trescientos kilómetros de las costas de Kerala, uno de los estados más desarrollados de la nueva India emergente, gobernado desde hace décadas por el Partido Comunista, el archipiélago está integrado por un total de veintisiete islas, diez de las cuales habitadas, que suman un total de 60.000 habitantes, musulmanes en su inmensa mayoría.



Como no podía ser de otra manera tratándose de un lugar casi de fábula, muchas son las leyendas que rodean la historia de las Islas Lakshadweep, nombre que en sánscrito quiere decir "cien mil islas". Se cuenta, por ejemplo, que fueron descubiertas, casualmente, por unos pescadores que hallaron refugio en ellas mientras huían despavoridos de un temporal de mil demonios. Fascinados ante tamaña belleza, los hombres decidieron no abandonar el lugar, de tal manera que los lugareños de hoy serían descendientes de aquellos pescadores anónimos.


Sea cierto o no el relato, tanto da, lo que el viajero de hoy busca, y sin duda halla, en las Islas Lakshadweep no es tanto guarecerse de nada como ese bien tan preciado -¡como escaso hoy!- que es la lentitud, algo que ya no se encuentra en casi ningún rincón del planeta. Porque aquí no es que el tiempo se detenga, es que no existe.


Bangaram es una de las diez islas habitadas del archipiélago, aunque tan sólo por un puñado de pescadores que convive con los pocos turistas, de hecho otro puñado, que llegan hasta ella a lo largo del año. Y es que las Lakshadweep, y Bangaram particularmente, nada se parecen en eso a las Islas Maldivas, sus vecinas del sur, un destino turístico mucho más trillado. Por cierto, de las Maldivas dejó un vivo retrato el viajero tangerino Ibn Battuta (m. 1304-1377?), el llamado Marco Polo del islam, cuando anduvo por la zona, pero de ello hablaremos cuando corresponda.

Abdurrahman es un diestro pescador de Bangaram, quién sabe si descendiente de aquéllos que, según la leyenda, descubrieron las islas, siglos atrás. Junto a su mujer Amina, sale cada día de pesca en su vieja barca, muy perjudicada por tanto ir y venir y tanto golpe de mar. Tienen dos pequeños que, a buen seguro, serán pescadores como su padre cuando crezcan sólo un poquito más. Toda la vida de la familia se resume entre el mar y los cocoteros. Digo esto porque Bangarem también es Abdurrahman y su familia. Curiosamente, la isla posee forma de lágrima flotante. Tal vez sea, vete tú a saber, la lágrima de alguién que lloró tras partir de un lugar que acaricia.

Halil Bárcena
(enero 2008)