martes, 29 de julio de 2008

Adiós en Rímini


Adiós a las afueras de Rímini

A M. N., flor encontrada en el camino


Diré adiós definitivamente
a este sol nupcial de mis tardes extranjeras.
Adiós a los mirlos, a las yeguas ensogadas;
adiós a las carretas que cruzan junto al mar
y salpican con su tránsito solemne
el desdén de las horas baldías.

Diré adiós definitivamente
al zaguán ateo donde vertí estrofas y flores.
Adiós a los cuerpos jóvenes, barbitúricos,
migratorios y borrachos,
que sajaron mi soledad en noches tabernarias
de música exacta, vino y cartas.

Diré adiós definitivamente,
adiós a las uvas, a los pétalos malditos;
adiós a las callejas que trepan
como serpientes de piedra,
hasta el mirador desvencijado
donde gime la luna inexistente.

Diré adiós definitivamente,
hundiré mi memoria atormentada
en este rincón escueto.
Adiós cigarras de plata, copas nubladas,
branquias de damasco, gargantas temibles.
Definitivamente, adiós.

Halil Bárcena

(Tercer premio Ángel González de Poesía 1989, Ayuntamiento de Oviedo, p. 31)