Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

Para cualquier tipo de consulta o información, no duden en ponerse en contacto con nosotros, a través de nuestra dirección de correo electrónico: sufismo786@yahoo.es

También nos pueden encontrar aquí:

www.facebook.com/Institut.d.Estudis.Sufis

www.facebook.com/halil.barcena

Reciban un cordial saludo, sean quienes sean y lo que sean, estén donde estén, y muchas gracias por su visita. Huuu...!

Halil Bárcena

Director de l'IES

Yâ man Hû...!

Yâ man Hû...!

CONTACTO

Si está interesado en los contenidos del presente 'blog',
póngase en contacto con el 'Institut d'Estudis Sufís' aquí:

Entrada destacada

IES / Programa de actividades (Septiembre - Diciembre 2023 / 1445)

Institut d'Estudis Sufís de Barcelona  Programa de actividades  (Septiembre - Diciembre 2023 / 1445)


jueves, 28 de abril de 2011

Viajes: Por la ruta de la seda


De Samarcanda a Kashgar*





Acabo de regresar de un viaje por el corazón de Asia. Allí, tras la desmembración de la Unión Soviética, las repúblicas de Uzbequistán, Tayikistán, Kirguizistán y Kazajastán vuelven a caminar por sus propios pasos e intentan restañar las heridas de la historia más reciente. Entre todas las ciudades uzbekas, hay dos, Bujará y Samarcanda, antiguos epicentros de la espiritualidad sufí y la cultura persa, refulgen con luz propia. Ambas han dejada impresionadas en mis retinas una imagen imborrable, pese a que bastantes de sus mezquitas, madrasas y tekkés sufíes han quedado reducidas a ruinas tras décadas de abandono y desidia por parte de las antiguas autoridades soviéticas.

Desde la independencia, sin embargo, algunos monumentos son objeto de una restauración tanesmerada como lenta y dificultosa. Así ocurre en Samarcanda, cuyo nombre evoca por sí solo lo mejor del oriente islámico, con el mirífico conjunto arquitectónico del Registán, o con el mausoleo de Guri Amir, el lugar donde reposan los restos de Tamerlán, (dudoso) héroe nacional.

Pero aún no sé qué me ha deslumbrado más, si los monumentos o los zocos de estas ciudades, con singulares estampas no muy diferentes, sin embargo, a las que se pueden observar en Estambul, El Cairo, Damasco o Fez. Lugares de agitación y calor afectivo, escenarios donde desfila una multiplicidad de rostros e indumentarias y suena una vivificante estereofonía de voces, los zocos uzbekos conservan el encanto de antaño, cuando las caravanas de la Ruta de la Seda hacían escala en ellos. Punto y aparte merecen los puestos de fruta, en especial los de melones y sandías, con su generosa opulencia.





Y todavía están los shaijanés, esas casas de té al aire libre, sombreadas por parras que protegen del sol inclemente de agosto, donde los uzbekos cultivan el ocio como estilo de vida. Uno de los más frecuentados en Bujará está situado frente a la madrasa de Nadir, junto a la estatua del Mol·lá Hodja Nasreddín, héroe legendario de los cuentos sufíes. En los camastros del shaijané, algunos dormitan despanzurrados sin embozo; mientras, otros juegan al ajedrez -¡me topé con unos malandrines de cuidado, tramposos de tomo y lomo!-, o simplemente charlan. A las afueras de Bujará, se alza el mausoleo del sufí Bahauddín Naqshaband (m. 1388), fundador de la naqshabandiyya, una de las hermandades sufíes más importantes del mundo islámico, caracterizada por su rigor ortodoxo. Se trata de un lugar que irradia paz y poder, muy concurrido por fieles venidos de todo el país y de fuera también.

Para llegar a Kashgar, en la provincia autónoma china de Xinjiang, antiguo Turquestán, el viajero ha de atravesar las inhóspitas estepas kirguizas y enfilar rumbo al paso del Torugart, a 3.752 metros de altitud. Alcanzar el objetivo exigió dos largas jornadas de viaje por carreteras a ratos intrasitables. Al llegar a Kashgar, una ciudad de otro mundo, era domingo y, como cada semana, tenía lugar el mercado al aire libre más concurrido de toda Asia. Procedentes de las antiguas repúblicas ex-soviéticas, del vecino Pakistán yd e todo Xinjiang, más de 50.000 personas se arracimaban allí en un indescriptible espectáculo de compraventa. En los días sucesivos, el viajero ocupó su estancia en la ciudad en paseos por la vieja medina y en visitas a los mausoleos de Abakh Hodja, sufí patrón de la ciudad, y Yusup Hazi Hajip. Fueron días inolvidables, en los que los días pasaban con una calma lentitud. Dejo para otro momento explicar la peripecia de cruzar el desierto del Taklamakán -el coche reventó tres ruedas a causa del calor del asfalto- y de cómo este cronista fue deportado en tren por las autoridades rusas de la frontera entre Kazajastán y China, una historia para no dormir.


Halil Bárcena (agosto-septiembre, 1996)

* Publicado en la revista Altaïr nº 33, julio-agosto 1997, p. 17.

martes, 26 de abril de 2011

Símbolos: el círculo


El símbolismo del círculo


Halil Bárcena





Lo que he dado en llamar 'pensamiento sufí de la circularidad' constituye uno de los elementos más característicos de la espiritualidad sufí. Dicho pensamiento está estrechamente ligado a las ideas de retorno (al origen, centro del ser) y recuerdo (de dicho centro); y posee una traducción práctica en la mayoría de prácticas sufíes, que siguen un esquema mandálico, como sucede, por ejemplo, con el samâ', la danza del giro empleada por los derviches mevlevíes, seguidores del místco persa Mawlânâ Rûmî (m. 1273). El samâ' constituye una danza circular, como lo es también el movimiento giratorio del peregrino musulmán alrededor de la negra ka'aba de La Meca, o el discurrir de los planetas en torno al sol. El movimiento circular es el movimiento perfecto: el de las esferas, el de la regeneración, contrariamente al de la línea recta, que representa el mundo de lo corruptible.

El círculo constituye una unidad completa, y muestra, al mismo tiempo, la unidad del punto de origen. No tiene principio ni final, sino que es finito e infinito al mismo tiempo. El círculo constituye para el derviche el espacio por excelencia del viaje alquímico, el de la transmutación interior. El círculo permite hacer visible lo invisible. Por su parte, el punto es la primera de todas las determinaciones geométricas, de la misma manera que la primera de las determinanciones matemáticas es la unidad. La unidad y el punto constituyen la expresión del ser. Así pues, el círculo aparece como irradiación del punto, que es el centro. El punto es, al mismo tiempo, el principio, el centro y el final de las cosas. El movimiento circular del derviche durante el samâ' se hace desde el centro y remite, justamente, a la inmovilidad vibrante del centro. El derviche es punto y círculo a la vez. En el lenguaje sufí, hallar el centro, único sentido del vivir, es saborear la totalidad.

El sabio andalusí Ibn 'Arabí (m. 1240), polo espiritual del sufismo especulativo, sintetiza de este modo el 'pensamiento sufí de la circularidad' que acabamos de exponer: "Considera que el mundo es de figura esférica y por esto ansía volver a su principio, una vez que ha llegado a su fin, es decir, a Dios, que fue quien nos sacó del no ser al ser y al cual hemos de volver, como Él mismo dice en varios lugares de su Libro [Corán] (...) Todo ser, toda cosa, es una simple circunferencia que torna a aquel de quien tomó su principio".





También la sabiduría ancestral de los pieles rojas norteamericanos, que tan bien nos mostró Frithjof Schuon, nos ofrece un testimonio impagable, acerca del poder simbólico del círculo. Afirma Alce Negro, sioux oglala: "Todo lo que hace el Poder del Universo lo hace en forma de círculo. El cielo es circular, y he oído decir que la tierra es redonda como una bola, y también las estrellas son redondas. El viento en su fuerza máxima se arremolina. Los pájaros hacen sus nidos en forma de círculos, pues tienen la misma religión que nosotros. El sol sale y se pone en círrculo, como la luna, y ambos son redondos. Incluso las estaciones forman un círculo enorme en su mutación, y vuelven siempre a donde estuvieron. La vida del hombre es un círculo de infancia a infancia, y lo mismo ocurre en todas las cosas en que el poder reside. Nuestros tipis eran redondos como los nidos de los pájaros, y siempre se disponían en círculo, el aro de la nación, nido de múltiples nidos, en el que el Gran Espíritu deseaba que nosotros empollásemos a nuestros hijos".

lunes, 25 de abril de 2011

Una estrella llamada Morente

Estrella Morente,

de la tristeza al arte




Lili Castella








El pasado 8 de febrero, en el marco del Flamenco Festival London 2011, la cantante Estrella Morente se enfrentó al concierto quizá más difícil de su carrera, por ser el primero que ofrecía tras la repentina e inesperada muerte de su padre, Enrique Morente, músico exquisito al que hemos dedicado más de una entrada en este blog. Enrique Morente lo fue todo para su hija; por supuesto, su padre, pero también su maestro de música y de vida, su consejero, su mentor, el productor de sus discos, etc. Decía Estrella de él, en la rueda de prensa previa al concierto: “Él era mi razón de vivir, mi razón de cantar... Lo era todo. Siento cada día la necesidad de verlo, de hablar con él, de consultarle, de abrazarle... Y de repente mi vida se ha convertido en la búsqueda de un camino. En eso estoy, desde la prudencia y la discreción que él me enseñó, pero también desde el riesgo y la emoción”.

Ese día, en Londres, Estrella Morente estaba rota por la tristeza, sí, pero a pesar de ello decidió dar el concierto, que, por cierto, tanto en opinión de los críticos como de los asistentes, resultó ser inolvidable. Un golpe tan contundente como la muerte de un ser querido es una de las más duras pruebas a las que debe enfrentarse el ser human, pero no es la única. Así lo entiende el derviche, quien, yendo aún más allá, considera, de acuerdo con las enseñanzas del Corán, que nuestras vidas no son sino una sucesión constante de pruebas o retos. Sabe el derviche que no hay instante, experiencia o acontecimiento en nuestro existir que no constituya una prueba (ibtilâ'), mediante la cual la Vida -con mayúsculas-, o Él, como se prefiera, invita a reaccionar, a mostrar lo que cada uno lleva dentro.



En su comentario sobre el término coránico ibtilâ' (prueba, reto) [1], Abderramán Mohamed Maanán describe cómo, ante cualquier desafío, sólo caben dos reacciones: la de aquél que, “ignorando a Al·lâh” (kâfir), se ve a sí mismo como centro y actor de todo, o la de aquél otro que, “intuyendo y sabiendo de Al·lâh” (mû'min), es consciente de que en realidad nada posee ni es protagonista de nada. Así, cuando la vida nos colma de favores, el kâfir piensa que se debe al éxito y al mérito propios (sin ver que esta misma consideración es la que le blinda en su endiosamiento, en su arrogancia y en su egoísmo), mientras que el mû'min, sabiendo que nada le pertenece y que no hay nada que no sea puro don de la divinidad, no siente sino agradecimiento. Igualmente, ante momentos de infortunio, el kâfir se desprecia a sí mismo y se considera inferior, oprimido y víctima de unas circunstancias de las que huirá o negará a costa de lo que sea, mientras que la reacción del mû'min será “de paciencia y perseverancia, pues sabe que los avatares vienen de Al·lâh –de la Verdad profunda que late en los acontecimientos y conjuga lo inmedible- para hacer aflorar lo que haya en el hombre”.

Si ante una misma circunstancia caben dos reacciones, quizá quepa pensar que el quid de la cuestión no radica tanto en las circunstancias, como en nuestra reacción ante ellas. Y es que seguramente el derviche, o el mû'min, es quien ha realizado que la verdadera prueba es comprender que bajo los aparentemente pares de opuestos (la alegría y la tristeza, la fortuna o el infortunio, etc.), o quizás mejor dicho, en ellos mismos, late una única verdad, que es “Lâ ilâha il.lâ Al·lâh”, esto es, que no hay nada que acontezca que no sea expresión de Él. Quien esto ha entendido, no necesita huir ni protegerse de nada, sino que, por el contrario, todo lo integra en la única y rica trama de la existencia.




Si algo hay que nos confronte tanto a la pequeñez e insignificancia de nuestras pretensiones como al misterio e inmensidad de todo cuanto existe y somos, es la muerte. Ante ella cabe la negación y la huída, o por el contrario, como hizo Estrella Morente al afrontar su concierto, acogerla e integrarla, a tal punto, que la cantante dirá: “¿Y los recitales? Son un lamento directo desde el alma”. Quien es capaz de acoger e integrar todos y cada uno de los retos y pruebas que se presentan, con el dolor y el miedo que ello a veces comporta, empieza a tener pequeños vislumbres de esta única trama sutil que todo lo relaciona, y no puede por menos que dar testimonio de ello a través de lo que es y de lo que hace. A esto seguramente se refería Enrique Morente cuando su hija explicó en la citada rueda de prensa previa al concierto que “mi padre me enseñó a transformar la tristeza en arte”. Aunque el verdadero reto, el reto esencial y único que, si se asume, transforma probablemente la vida de un ser humano en una verdadera obra de arte, lo lanza Mawlânâ Rûmî (m. 1273) cuando, con claridad deslumbrante, dice: “El mundo entero es Él, ¿pero dónde está quien sepa ver?”.


Notas:

[1] Las citas coránicas pertenecen a Abderramán Mohamed Maanán, El Corán, (capítulos 83 al 89), Sevilla, Zawiya, 2002, p. 116 y ss.

Aquí Estrella Morente junto a su padre, Enrique, por colombianas:



Y aquí, la 'estrella' en solitario:



Lili Castella es licenciada en derecho y pianista. Rebabista del grupo 'Ushâq, es coordinadora de las actividades del Institut d'Estudis Sufís.

Poetas: Vicente Gallego

1.

Me dices que es absurdo el universo,

que la vida carece de sentido.

Pero no es un sentido lo que busco,

cualquier explicación o una promesa,

sino el estar aquí y a la deriva:

una simple botella que en la playa

aguarda la marea.

Sí, la palabra justa es abandono:

una dulce renuncia que me nombra

señor y dueño al fin de mi camino.

Queden hoy para otros

los afanes del mundo, y que mi mundo sea

la magia de esta casa

tomada en su quietud por la penumbra,

saber que nadie llegaráa interrumpir mi tarde,

que no habrá sobresaltos,

ni voces, ni horas fijas,

porque ahora es tan sólo transcurrir

mi gran tarea.








2.
Mediodía con sol,

redondo y sin final como el deseo.

Cuerpo y roca o sopor que los omite.

Soledad absoluta y el silencio

tan especial del mundo cuando calla.

Ausencia y plenitud.

Estancias y retornos.

Existir:

luz ya que en mí confluye. Sobrevivo.

3.
Que nuestras manos puedan

protegernos del sol,

que eclipsen su contorno totalmente,

no debiera ocultarnos el tamaño

de ese astro al que quiero llamar padre.

Bajo su luz desnuda

no precisan las cosas de adjetivos:

la mañana del mundo es cuanto tengo,

contra su cielo soy

un cuerpo frente al mar que ahora procura

disfrutar de su instante

en el hueco sin pausa de los siglos.

Austeridad y lujo de lo exacto.





4.
El sueño verdadero

En el cenit del día

un derrumbe se escucha silencioso:

es el ínfimo estruendo

de la nube que quiebra su lograda figura

para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.

Todo está en su solsticio,

en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.

Y a la herida del hombre su latido le presta

el frágil corazón de la que cree su hora

en la burla del tiempo.

Todo vive muriendo y, sin embargo,

qué arraigado saberse cierto y hondo

en la misma raíz del desarraigo,

qué morada a cubierto en la brusca intemperie,

qué verdad este sueño

cristalino de agosto.


Vicente Gallego (Valencia, 1963) es uno de los principales representantes de la llamada poesía de la experiencia de los años 80 y 90 del siglo pasado. Dejó los estudios de letras para desempeñar múltiples trabajos que le han permitido vivir en la soledad del campo, intensificar su vocación poética y dejarse conmover por autores como Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda y Blas de Otero, entre otros. Es autor de La luz, de otra manera, Los ojos del extraño, La plata de los días, Santa deriva y El sueño verdadero. Ha recibido numerosos premios y ha sido traducido al italiano, francés, portugués, húngaro y búlgaro.




(Sección coordinada por Pepa Torras i Virgili)


Luz y sombra


Luces que habitan en la sombra




Halil Bárcena









Toda senda interior seria ha de comenzar forzosamente por una conversión de la mirada (tawba, en el lenguaje técnico del sufismo tradicional), esto es, "una inversión aparentemente negativa de la voluntad", en palabras de Frithjof Schuon. Y es que en la vida espiritual, la actitud negativa o apofática viene en principio antes que el acto afirmativo o catafático. Eso expresa, justamente, la primera parte de la shahâda: "Lâ ilâha il·lâ Al·lâh", no hay más realidad que lo realmente real, verdadera piedra de toque de la espiritualidad islámica y su intuición espiritual fundamental, sin la que no hay sufismo que valga. Dicha conversión de la mirada, que, por descontado, nada sabe de categorías sociológicas, implica, entre otras muchas cosas, modificar nuestra consideracion habitual de la realidad: lo viejo y caduco no puede servir de base a lo nuevo.

Así, algo que es preciso revocar de entrada es la imagen que poseemos tanto de nuestra luz como de nuestra tiniebla. Dicho sin embudos, lo que nos impide ver no son nuestros defectos, la tiniebla, sino justamente lo contrario: nuestras virtudes y capacidades, esto es, lo que aquí simbólicamente denominamos la luz. En efecto, virtudes y capacidades constituyen el principal obstáculo en la senda interior, ya que nos identificamos tanto con ellas que impiden que afloren a la superficie debilidades y defectos, esto es, nuestra sombra; y existe una ley irrevocable en la espiritualidad que afirma que uno sólo transforma lo que conoce.

Pero hay más, nuestra seguridad, y en tanto que seres precarios anhelamos sentirnos seguros al precio que sea, depende de nuestra identificación con nuestra parte luminosa. Sin embargo, la luz sólo es una parte de nosotros; del resto, de la sombra, no queremos ni oír hablar. Y lo paradójico es que ahí, en la sombra justamente, reside la luz que nos puede hacer ver las cosas tal como son. En ese sentido, y no en otro, es en el que Mawlânâ Rûmî (m. 1273) afirma que el dolor es una escuela de vida; y vaya por delante que no se trata aquí de una actitud autopunitiva al estilo de 'cuanto peor, mejor'. Nada más lejos del sufismo clásico que, por ejemplo, ciertas actitudes cristianas que exaltan el dolor como vía purgativa de acceso a lo divino. No, lo que aquí se baraja es algo muy distinto y, al mismo tiempo, mucho más sencillo, aunque nos cueste oírlo. En resumen, lo que Rûmî afirma es que en la senda interior no avanzas por tus virtudes y capacidades, sino gracias a tu propia sombra, a las luces que habitan en ella. Pero abrazar la sombra personal exige mucha honestidad y coraje, al tiempo que no poca lucidez, una implacable lucidez, algo que, por desgracia, no está al alcance de todos.

jueves, 14 de abril de 2011

En la muerte de Dedé Reshat Bardhi


Muere el líder bektashí

Dedé Reshat Bardhi



Halil Bárcena




El pasado cuatro de abril tuvo lugar en Tirana la ceremonia fúnebre de Hajji Dedé Reshat Bardhi, líder espiritual de los derviches bektashíes, muerto a los 76 años de edad, tras sufrir una larga enfermedad. La capital albanesa constituye el centro mundial bektashí, una orden, cofradía, hermandad (o como quiera que se le llame) que cuenta, según sus propias fuentes, con cerca de ocho millones de seguidores, de Albania a Estados Unidos y Canadá y de la Anatolia turca, donde se haya enterrado su fundador, al norte de Grecia.

El bektashismo, que une en una curiosa y fascinante mixtura elementos provinientes del shiísmo duodecimano, así como del chamanismo turco preislámico e incluso del cristianismo oriental, fue creado por el místico de origen persa Hajji Bektash Walí, quien vivió en el corazón de Turquía, donde dicha comunidad ha jugado un papel relevante en los dos últimos siglos, durante el convulso siglo XIII islámico.

Tras la ley que prohibía toda expresión sufí, dictada por Mustafá Kemal Atatürk, coincidiendo con el nacimiento de la moderna Turquía, la comunidad bektashí trasladó su dirección a Albania, el año 1929, haciendo de Tirana el centro oficial del movimiento, si bien su centro espiritual se halla en el pueblo de Hacibektash, en el centro de la Anatolia turca, donde se halla enterrado el fundador de la orden y donde cada año, durante el mes de agosto, se celebra un importante festival bektashí, al que acuden miles de seguidores provinientes de todo el mundo y en el que no faltan espectáculos de música y danza, dos elementos cruciales en la vida espiritual bektashí, una comunidad en la que la mujer juega un papel muy destacado, a diferencia de la gran mayoría de órdenes sufíes tradicionales.

Dedé Reshat Bardhi, que ocupaba el liderazgo mundial bektashí desde el año 1993, pagó muy caro el haber vivido en un país de ciega obediencia estalinista, habiendo pasado toda una década en las cárceles del líder comunista albanés Enver Hoxá, cuando éste, a la manera maoísta, emprendió una salvaje revolución cultural que se llevó por delante toda manifestación de carácter religioso y espiritual, dejando el país en lo que es hoy, un páramo sin a penas referentes. Con todo, nada impidió que desde el ostracismo o la cárcel, Dedé Reshat Bardhi ejerciese su papel de líder de una comunidad espiritual acostumbrada a las persecuciones, dada su ascendencia shií. Hoy, tanto en Albania o Turquía como en el resto de países donde se halla asentado, el bektashismo constituye un valioso pilar en defensa del laicismo, la igualdad de la mujer, el diálogo interreligioso y el cultivo de una espiritualidad muy rica y libre, al margen de cualquier dogmatismo religioso. Y, qué duda cabe, Dedé Reshat Bardhi tuvo mucho que ver en todo ello.

martes, 12 de abril de 2011

Dîwân de Hal·lâj (19)



Dîwân de Hal·lâj (m. 922)




19.
1. !Tu, que ignores els camins ben guiats! És sempre legítim el que neix de la veritat.
2. Abandona el camí de la ignorància i encamina’t al Senyor que renova a cada instant el seu obrar (1).

Notes:
(1) Referència a la doctrina sufí de la renovació de la creació a cada instant, inspirada en el text alcorànic (Alcorà 55, 29).


(Traducció de l'àrab al català a càrrec de Halil Bárcena)

La festa del rugbi català


La USAP a 'semis'

de la Heineken Cup




Halil Bárcena














El pasado 9 de abril, un sábado de sol radiante, inusualmente caluroso para la época del año, tuvo lugar en el Estadio Olímpico Lluís Companys de Montjuïc la gran fiesta del rugby catalán. Durante toda la jornada se desarrollaron distintas actividades de promoción del noble deporte del rugby -¡tan raro y atípico, pero tan bello!-, protagonizadas por clubs venidos de todos los territorios de lengua catalana. Pero, el plato fuerte del día fue el encuentro que enfrentó a la USAP, los catalanes de Perpinyà, y el Toulon, test-match correspondiente a los cuartos de final de la Heineken Cup, algo así como la Champiosn League del rugby. El kick-off tuvo lugar a las 16'30 h., con las gradas llenas a rebosar de más de cincuenta y siete mil aficionados venidos de ambos lados de los Pirineos. Según la organización del evento, todo un éxito, por cierto, treinta mil seguidores de la USAP acompañaron a su equipo hasta la montaña mágica, alrededor de diez mil del Toulon y, aquí está la sorpresa, unos diecisiete mil aficionados locales.


Por lo que hace al choque en sí, vimos un encuentro tan intenso como vibrante y disputado, que se decidió en el tramo final, cuando los franco-catalanes hicieron valer su coraje -¡vaya una manera de percutir contra la defensa contraria en el último cuarto de hora!-, encerrando al Toulon en su zona de 22 metros, para acabar remontando un partido que se les había complicado muy mucho durante la primera parte y un buen rato de la segunda. Personalmente, me quedo con la fuerza de Perry Freshwater, el pilar novazelandés de la USAP que consiguió un ensayo extraordinario, el de la victoria catalana, tras percurtir de forma imparable a metro y medio de la línea de marca del Toulon; y con la elegancia y precisión del inglés Jon Wilkinson, el 10 del Toulon, cuyos chuts a los tres palos, pateando a la vieja usanza, fueron monumentales. No en balde se trata de uno de los mejores jugadores del mundo; en la actualidad, Wilko detenta el récord de puntos conseguidos en partidos de selecciones internacionales, 1.190, dos más que el black Dan Carter. En resumen, victoria meritoria de la USAP, que pasa de esta manera a las semifinales de la Heineken Cup. Esperemos que los catalanes del otro lado de los Pirineos consigan alcanzar la final.




No quiero cerrar esta crónica sin antes mencionar la iniciativa llevada a cabo por los aficionados barceloneses al rugby contra la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de prohibir el 'tercer tiempo' en los campos -por llamarlos de alguna manera, pues la mitad son auténticos patatales de tierra-, en cumplimiento, alegan, de la normativa ciudadana que prohibe beber en la calle. ¡Y qué es el rugby sin el 'tercer tiempo'!; ese instante de camaradería al final de cada encuentro, en el que los jugadores de ambos equipos se reúnen al final todos juntos para comentar los lances del partido, saboreando una cerveza. Pues eso, como protesta ante tan absurda decisión, en el minuto diez del choque los aficionados mostraron una tarjeta roja contra las autoridades municipales y su 'pensamiento bambi'.




Aquí tienen un par de resúmenes del test-match. El primero se abre con el himno de la USAP, que no es otro que "L'estaca" de Lluís Llach:






domingo, 10 de abril de 2011

Rincones con báraka

Rincones con báraka

(Lugares de poder)



Halil Bárcena





La palabra árabe báraka, que forma parte del lenguaje técnico del sufismo y que bajo otras formas, mubârak por ejemplo, aparece en el texto coránico, suele traducirse vulgarmente por suerte, y, así, se acostumbra a decir que alguien posee báraka cuando la fortuna le sonríe o cuando sale airoso de una situación embarazosa. Sin embargo, báraka es algo más, mucho más complejo que todo eso, que a la postre no deja de ser sino lo más accesorio, la corteza del término y la realidad que aquí nos ocupa.

Algunas tradiciones de sabiduría (los indios del norte de América, por ejemplo, o los aborígenes polinesios), muy ligadas a los valores intrínsecos de la naturaleza, nos han transmitido que nada es inerte, que en todo cuanto existe late vida, si bien de formas harto diferentes. Y es que los estados del ser son múltiples, sin que por ello se vea alterado el principio de unicidad de la realidad. Dichas tradiciones atesoran lo que podríamos denominar una interpretación sacral de la naturaleza virgen, con lo que ésta, como afirma Frithjof Schuon, cumple la función tanto de templo, como de libro divino. En paralelo, afirma un conocido hadîz muhammadiano: "El mundo todo entero es una mezquita". Y es que, desde bien temprano, también los sabios sufíes se adentraron en la comprensión de las leyes según las cuales todo en la existencia esta vinculado con todo de forma armónica y natural, mediante una justa medida, eso que el Corán designa con el término mîzân o balanza. En la naturaleza cada cosa es lo que enteramente debe ser; y no otra cosa. Por eso, podría decirse que un almendro o un cerezo son irreversiblemente musulmanes, por cuanto son lo que son, si bien el término 'musulmán' se aplique a personas. Pero, volviendo al tawhîd o principio islámico de la unidad del ser y la existencia, eso sí, tal como los sufíes lo entendieron y experimentaron, tiene mucho que ver con cuanto estamos diciendo. La comprensión sufí del tawhîd comporta el conocimiento de la ley secreta del universo como teofanía, es decir, conocer la ley que confiere a este universo su estructura interna. Pues bien, báraka significa una mayor acentuación de la fuerza vital que late en todo, algo así como si en algunos lugares, pero también en ciertas personas, la vida se desbordase a sí misma, multiplicando sus cualidades creadoras y regeneradoras.



Según la tradición sufí, en la naturaleza, ciertos rincones poseen báraka, convirtiéndose en lo que ha dado en llamarse 'lugares de poder'. Así, ciertas fuentes, rocas, árboles o montañas -piénsese en la catalana Sierra del Montsant, sin ir más lejos, cuyo nombre, la 'montaña sagrada', es bien explícito- poseen una báraka tan potente -y valga la redundancia, ya que la báraka es poder también, como veremos a renglón seguido- que hace de ellos lugares propicios para dejarse penetrar y poseer por las que son las dos características que contiene la palabra báraka, a saber, qudra o poder y rahma o misericordia. En efecto, eso es un rincón con báraka, un espacio donde la vida se muestra con un poder único, poder benéfico por supuesto, al tiempo que derrama toda la misericordia, acogedora y protectora, de que es capaz. Por todo ello, un lugar de poder no es un sitio bonito sin más, sino un rincón cuya belleza, hecha de poder y misericordia, conmociona. De ahí que en un rincón báraka el ser humano se sienta acogido, protegido y, por consiguiente, en paz. También se siente fuerte, renovado y regenerado por fuerzas que sólo en un lugar de poder laten con tanta intensidad. Por ejemplo, en un entorno urbano, rodeado de elementos tan poco nobles, por decir lo mínimo, como el hormigón, el plástico y el asfalto, todo cuanto estamos narrando es impensable e imposible. Con todo, una condición se precisa para que la báraka de un lugar de poder resulte operativa: que el hombre esté vaciado de sí mismo. Y es que sólo quien se vive a sí mismo como nada puede llenarse del todo del poder divino que emana de los rincones con báraka.

Como afirma Frithjof Schuon, también para los indios norteamericanos la noción de 'poder' es crucial. Escirbe Schuon: "El Universo es un tejido de poderes que emanan de un único Poder subyacente y omnipresente, y a la vez impersonal y personal. El hombre espiritual, entre los indios, está unido al Universo o al Gran Espíritu por los poderes cósmicos que lo penetran, al hombre, lo purifican, lo transforman y lo protegen; él es a la vez pontífice, héroe y mago; alrededor de él, a estos poderes les gusta manifestarse a través de los espíritus, los animales, los fenómenos de la naturaleza" (1).

En el ámbito del sufismo se considera, ya lo he avanzado anteriormente, que también ciertas personas poseen báraka, razón por la cual son centro natural de atención, lo cual no obedece a ningún afán de protagonismo o vanidad desbocada, sino a la imantación natural que el poder, la sabiduría y la belleza del alma del sufí realizado ejercen en los corazones vaciados y las mentes desprejuiciadas. Y es que en presencia de quien está tocado por la báraka los auténticos buscadores hallan luz y paz. Ese es el sentido profundo del darshan o del satsang hindúes, esto es, la contemplación de un hombre santo o la frecuentación de las personas de fuerte ascendencia espiritual, respectivamente. O el sohbet de los derviches, es decir, el encuentro ya sea personal o colectivo con un maestro sufí. Huelga decir que la báraka que opera en algunas personas nada tiene que ver ni con el ingenio ni con el encanto personal; nos estamos moviendo en un plano de significación mucho más elevado y profundo, aunque no por ello menos natural. Sea como fuere, lo cierto es que en el sufismo tradicional suele considerarse que la báraka no es sino la protección que el cielo derrama sobre algunos pocos elegidos, dado que la báraka no es un bien social democrático, ni algo que pueda obtenerse a base de voluntarismo personal, como la riqueza por ejemplo, sino que más bien se trata de un don gratuito que la vida concede a quien quiere, como la inteligencia o alguna que otra habilidad. Bien, hasta aquí nos hemos referido a los sufíes que poseen báraka, pero no es más que una forma convencional de hablar, porque, en realidad, el hombre es quien está poseído por la báraka; no es él quien la posee.



Quien está poseído por la báraka es un hombre de poder, no alguien poderoso; y ello se atisba en su palabra, que irradia fuerza y, al tiempo, es sanadora, en la medida que brota de las mismas entrañas de la naturaleza. El walî, el amigo íntimo de Al·lâh, otra forma de referirse al sufí realizado, es, a la manera del indio descrito anteriormente por Frithjof Schuon, alguien a través del cual la vida se muestra en todo su esplendor. Es una suerte de mediador, vacío por dentro de los artificios tanto mentales como pasionales que limitan y comprometen la contemplación interiorizada de la realidad, que conoce el significado oculto de las cosas o ma'ana y aquellas vinculaciones de lo real que son imperceptibles para la inmensa mayoría de los humanos. Y es que la incapacidad del ser humano para desvelar los signos divinos impresos en la existencia es un hecho incontestable, máxime en esta época de flojera anímica, descentramiento vital y relativismo moral. Ni todo es lo mismo ni todos somos iguales. Lo somos, es cierto, ante la ley humana, pero en modo alguno ante la ley espiritual, valga la expresión, puesto que no son lo mismo el necio que el sabio, el ciego que quien ve o el egoísta y el desprendido. Digámoslo sin embudos, en modo alguno son lo mismo quien no posee oído musical para la espiritualidad, el insensible para las cosas del espíritu, que quien vive en y para él.

Pero, regresemos al tema que nos ocupa de la báraka, que, lo hemos dicho ya, no está ligada al esfuerzo personal sino a la donación gratuita, lo cual no excluye la posibilidad teúrgica, es decir, que el hombre coopere activamente en una teúrgia sanadora y salvadora, espiritualmente hablando, mediante el uso preciso -¡por supuesto, no mágico!- de ciertos rituales -danzas, por ejemplo-, objetos y símbolos sagrados que actuarían a la manera de medios o soportes a través de los cuales se derramarían sobre las personas gracias y fluidos celestiales, por llamarlos de alguna manera. Ese es, sin ir más lejos, el sentido primero y último del gusto sufí por acudir a rincones de la naturaleza con báraka, lugares de poder en los que la vida se dice de forma multiplicada, como en ningún otro sitio. Imitan con ello una de las prácticas de Muhammad, profeta del islam, quien acostumbraba a perderse en parajes naturales especialmente agraciados y bendecidos por la báraka. Por sus biógrafos, sabemos que el Profeta hablaba con las rocas, árboles y animales. Todo para él era una realidad animada. En la medida que el Profeta llegó a ser lo que en verdad era fue capaz de hablar mantiq at-tayr, el lenguaje de los pájaros, que es, hoy, para la gran mayoría de las personas una lengua muerta. La tragedia es que dicha lengua es la lengua del espíritu, es decir, la de la vida.

miércoles, 6 de abril de 2011

La poesia sufí de Hal·lâj en Girona

El Centre Cultural La Mercè de Girona presenta:

"A pas de Hal·lâj"



(Espectacle de poesia àrab, música i dansa)



Dijous, 7 d'abril de 2011, a las 21'00 h.

Centre Cultural de La Mercè

Pujada de La Mercè 12

17004-Girona

5 €



Al-Hal·lâj és el sobrenom, que significa en àrab “el cardador [de llana]”, de Husayn b. Mansûr, místic sufí nascut a Tûr (a l’actual Iran), el 857, i mort a Bagdad el 922. Malgrat ser persa de naixement i de família, escriví en àrab. Com la majoria dels místics sufís de l’islam, fou acusat de divulgar els secrets de la via mística, empresonat, crucificat i escorxat. La seva memòria encara es venera. El seu Dîwân, recopilació de la seva obra poètica, és traduït al català per Halil Bárcena (Fragmenta Editorial, Barcelona 2010).


Selecció de poemes i presentació: Dolors Bramon

Actriu: Meritxell Yanes

Dansa: Natàlia Endocras

Música: Dani Ibáñez

Escenografia: Vicente Huedo

Coordinació artística: David Planas i Montse Canals

Producció: Centre Cultural La Mercè


"Accepta que ha estat l'embriaguesa el que m'ha dut a la frisança. I sent així, ¿com l'embriaguesa és el més digne estat? Dos són per mi els teus estats: folla embriaguesa i lúcida sobrietat. Quant a mi, aquí romanc embriagant-me i despertant".

(Hal·lâj)

(Del llibre Hal·laj, Dîwân. Edició, traducció i cal·ligrafia àrab de Halil Bárcena, Fragmenta editorial, Barcelona 2010).


Para más información, clikad aquí:



Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)